Manos con Tierra
TODO COMENZÓ CON UNA PANDEMIA MUNDIAL
"Paren el mundo que me quiero bajar"
De las cosas malas solo nos queda aprender y sacar lo mejor de nosotros para superar los tiempos difíciles
y, nosotros como familia, supimos aprovechar la oportunidad.
Nos conectamos con la tierra, estudiamos las técnicas ancestrales de conservación de alimentos, aprendimos a comer lo que nos daba cada estación, y disfrutamos el poder estar juntos sin tanto panorama.
Hasta el 2020 trabajé en la industria del turismo, inserta en la máquina moledora de carne llamada "el sistema", sin tiempo para nada, sin conciencia de lo que comía ni cuánto dormía.
Pedía a gritos "paren el mundo que me quiero bajar"...
Y paró!
"Mientras otros niños sufrían con clases online, los míos aprendían matemáticas desgranando arvejas"
Me quedé sin trabajo, y sin posibilidades de conseguir algo hasta que todo se normalizara. Me escondí en mi huerta, la agrandé, construí un gallinero, luego un invernadero...descubrí mi pasión: volver a lo esencial y la vida campestre de antaño. Mientras otros niños sufrían con sus clases online, los míos perseguían mariposas y aprendían matemáticas desgranado arvejas o de ciencias haciendo compost.
Fue así como nace Manos Con Tierra: un emprendimiento familiar que partió con el afán de transmitir a más personas, esa calma y aprendizajes, que la huerta nos regalaba día a día.
"Espero poder cambiar el mundo,
una familia a la vez"
Desde entonces, nos dedicamos a diseñar, construir y mantener huertos urbanos.
A la fecha, hemos entregado más de 80 proyectos de huertos a los cuales visitamos constantemente para apoyar con la mantención mensual.
Además, hacemos clases y talleres acerca de la importancia de la huerta en nuestras vidas, de cuidar el suelo y mantenerlo vivo.
Espero inspirar a miles con esta nueva/antigua forma de vivir.
Espero poder cambiar el mundo, una familia a la vez.
Consuelo Martínez Lange
Autodidacta, huertera, mujer y mamá